Alberto Gieco: “Piensan que todos nosotros somos comunistas”

En una entrevista íntima, el cineasta argentino director, productor y guionista de la película “El infierno de los vivos” nos habló a corazón abierto, sin mochilas. Compartió sus vivencias profesionales en el extranjero y otras historias que dejó guardadas en su cuna santafesina. Además, manifestó su compromiso con la industria cinematográfica argentina; pero sin dejar pasar su profunda preocupación ante la desfinanciación del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) por parte de la actual gestión.

¿Quién es Alberto Gieco en su relación con el cine y la cultura?

Empecé a hacer cine en Santa Fe en el 70, realizando cortometrajes en formato Super 8. Después me fui a Brasil, donde trabajé durante 11 años en la industria participando en la realización de numerosas películas. Más tarde, me establecí en Estados Unidos donde incursioné en el cine independiente americano. Luego me cansé y me dediqué a la enseñanza de literatura en castellano, tanto en escuelas secundarias como en universidades, hasta que me jubilé. Ahora estoy mudándome definitivamente a Santa Fe.

¿Cómo fue ese volver, como el tango de Gardel, pero no con la frente marchita?

Volví y estrené “El infierno de los vivos”, mi ópera prima de ficción. Anteriormente realicé varias producciones y documentales en Brasil, por ejemplo, en los 80  hice “Punks”, una subcultura de San Pablo. Y ahora ya estoy escribiendo el próximo guión, que no va a tardar 12 años (se sonríe), lo tengo programado para el año que viene. 

¿Por qué elegiste esta historia y no otra? ¿Qué fue lo que te enamoró de ella?

Fue como una coincidencia. Leí la novela, me impactó el tema, el hecho del abuso. Le vi mucha potencialidad estética, visual; pero claro, cambié muchísimo la novela original, me fui alejando. Mantuve el corazón, el hecho fundamental, pero tomé un camino propio.

Rodaje de la película “El infierno de los vivos”

¿Cuál fue ese camino?

Me interesó quedarme con la protagonista después del hecho y explorar su dolor, sin necesidad de mostrar escenas explícitas de violencia sexual. Durante el proceso mismo, hasta hice consciente un caso de abuso que sufrí cuando era niño, que ni me lo recordaba.Y de repente esta historia me llevó a hacer catarsis.

¿Qué importancia tiene entonces el visibilizar lo oculto?

El tomar conciencia es buenísimo; inclusive este hecho personal está mencionado en la película cuando en una de las escenas una de las chicas le narra a Mariana (la protagonista) la llegada del circo. Esa es en parte la historia que viví. Está allí dentro de ese relato.

En el libro de Alicia Barberis se describe con más crueldad a la madre ¿Por qué suavizaste el personaje interpretado por la actriz Iride Mockert?

 No resulta para el cine una caracterización tan drástica. Entonces traté de encontrar un medio término en la dualidad que ella tiene. O sea, la madre de la joven se pone del lado del abusador, su pareja, y no se corre de ese lugar. Pero al mismo tiempo quise mostrar su contradicción, porque de pronto estamos hablando de su hija y la ama. No acepta la realidad, es un personaje enfermo.

¿Y la relación de la adolescente con su padre biológico también tiene un trabajo diferente?

El padre al comienzo estaba como más negativo y luego, ella lo ayuda a redimirse, en cierta manera. Porque cuando él toca la armónica, se vuelve a escuchar la melodía que la joven tararea a lo largo de la película. 

¿Esa melodía también es parte de la mochila y del libro?

Exacto, porque viene del padre esa música. Mariana la interpreta en los momentos que fracasa. Cuando se separa de la hermanita, cuando llueve y ve a la madre en la ventana y después cuando se da cuenta que el padre no la puede ayudar. Son tres eventos.

¿Y qué mensaje quisiste dar?

La protagonista Cielo Eberhardt y Esteban Meloni en una escena del film

Cada uno siente la pérdida de una manera. Para mí el mensaje es simple, no aceptar situaciones difíciles y salir a buscar un propio camino. Sé que es un poco romántico, pero es como pensar en la fortaleza de no aceptar lo que nos imponen y buscar algo que responda a tu necesidad ¿Entendés? Es un mensaje positivo, no quedarnos en ese lugar cómodo y salir a buscar otros caminos.

Con respecto al tema del INCAA y al desfinanciamiento del cine independiente. ¿Podrías dar una opinión?

 Es terrible lo que estamos viviendo, es de una crueldad y un sadismo extremo. Una falta de educación, de comprensión sobre lo que es la cultura, de lo que es el ser humano, porque uno no puede negar el cine. Podés tener la ideología que tengas, pero el cine es un elemento fundamental para la expresión cultural de un pueblo, de un país. Entonces, negarlo y cerrar el INCAA es todo una cuestión ideológica. Porque ellos piensan que todos nosotros somos comunistas.

¿En qué lugar creés que ponen a la cultura? ¿Gasto o inversión?

 Sabemos que la cultura es una inversión enorme. Pero a no confundirse, porque el cine da retorno, y se autofinancia. De la venta de entradas sale un porcentaje que va a la producción. Entonces, no es que el Estado está poniendo plata, el propio cine genera los fondos. No es por ahí. Hay muchísima gente que trabaja en la industria, pero muchísima. Y además nos posiciona internacionalmente como país.

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“El infierno de los vivos”, la ópera prima de Alberto Gieco